lunes, 9 de febrero de 2009

Descripción historica del apresamiento de Atahualpa en Cajamarca

Atahualpa tomó la Biblia en sus manos, lo miró, lo palpó, lo acercó a su oreja y luego lo arrojó al no encontrarlo interesante. Los indios no tenían ni idea de lo que era un libro, pues no tenían escritura, o si la tuvieron ésta aún no ha sido descifrada. Fray Vicente de Valverde, el sacerdote dominico que era capellán de la expedición, recogió la Biblia y Atahualpa le dijo que volviera con sus compañeros, y que le entregaran todo lo que habían robado desde la Bahía de San Mateo hasta Cajamarca. Lo dijo tan fieramente que Valverde comenzó a correr donde estaba escondido Pizarro gritando: «Cristianos ¿qué esperan ustedes? los evangelios están por tierra». Atahualpa había tirado la Biblia y Valverde tenía todo el derecho, dentro de la mentalidad europea de esa época a indignarse.

Pizarro ordenó disparar un arcabuz y agitar una bandera blanca. A estas señales y a la voz de «¡Santiago!» salieron. Primero salió la gente que estaba escondida con Pizarro, luego la caballería, que se arrojó contra los indios, y por último la infantería. Pedro de Candia desde el Rumitiana, comenzó a disparar. Los indios que tenían armas fueron tomados por sorpresa, rápidamente los españoles dominaron la situación. Pizarro, aprovechando el caos que reinaba en la plaza, logró llegar a la litera del Inca y tomarlo prisionero. Algunos indios lograron escapar. Era tal el miedo, que echaron a correr y derribaron uno de los muros que rodeaba la plaza. Al final de la lucha los cadáveres de los aborígenes llenaban la plaza de Cajamarca.

Atahualpa fue conducido al Amaru Huasi o Casa de la Sierpe, su prisión por algún tiempo. Rápidamente se dio cuenta de la codicia de los españoles, y a cambio de su libertad ofreció un fabuloso rescate: “llenar dos veces de plata y una de oro el cuarto de su prisión hasta donde llegara su brazo extendido, que era de casi dos metros de altura”. Desde ese momento comenzaron a llegar oro y plata a Cajamarca para cumplir con el rescate. Para apresurar su cumplimiento y traer metales finos, se organizaron dos expediciones. Una debía dirigirse al templo costeño de Pachacámac y la otra al Cusco. Los dos viajes se realizaron gracias al apoyo de los aliados de Atahualpa.

Estando prisionero, Atahualpa despachó a un mensajero ordenando a sus generales la muerte de Huáscar. Estos cumplieron el mandato ahogándolo en el río Andamarca.

Al ver que las tropas indígenas se movilizaban hacia Cajamarca, los españoles comenzaron a sospechar de Atahualpa. Pensaron que el rescate era simplemente una manera de ganar tiempo para que sus tropas llegaran y, una vez organizados tomarían Cajamarca.

Cuarenta días después de iniciar la tarea del rescate, Pizarro, presionado por sus compañeros, ordenó la suspensión de la recolección de oro y plata a fin de comenzar a repartir el botín. Atahualpa no había podido llenar los cuartos ofrecidos, pero Pizarro daba por cumplida la promesa. Sin embargo, Pizarro no cumplió su parte y no dejó libre al Inca aduciendo razones de seguridad. A estas alturas eran muchos los españoles que pedían la pena de muerte para Atahualpa.

El gobernador ordenó que se hiciera la fundición del metal precioso el 13 de mayo de 1533. Al mes siguiente, el 18 de junio, se concluyó el reparto. Entre los principales personajes de la conquista, Francisco Pizarro fue el que más recibió. El único que no recibió botín fue fray Vicente de Valverde, debido a su voto de pobreza. Una parte del botín fue entregado a la Iglesia, para la evangelización.

Luego del reparto del botín, la mayoría de los españoles se mostraron más decididos a matar al Inca. Pero no todos estaban de acuerdo con la ejecución del Inca, entre ellos el propio Francisco Pizarro.

Las noticias del rescate de Atahualpa, por parte de sus generales, generaron temores en Pizarro, considerando que la vida de todos los españoles estaba en peligro.

Cambió de parecer y decidió «juzgar» y dar muerte a Atahualpa. El juicio empezó la misma noche que Pizarro fue notificado de la movilización de tropas incaicas. Se le acusó de:

* Traidor: porque prometía fabulosos rescates, pero hacia todo lo posible para matar a los españoles.

* Regicida: por haber asesinado al Inca Huáscar.

* Fratricida: por haber ejecutado a otros hermanos suyos.

* Homicida: por haber matado a parientes y criados de la panaca de su padre.

* Incesto: por haber tenido relaciones sexuales con sus hermanas.

* Hereje: por rechazar la religión católica y creer en varios dioses.

Muchos de los delitos que se le imputaban a Atahualpa, no tenían sentido porque se le pretendía castigar por cosas que eran normales dentro de su cultura, por ejemplo el incesto.
Al día siguiente, el 26 de julio de 1533, Atahualpa fue llevado a la plaza de Cajamarca. Los españoles pensaban quemar vivo al Inca pero, Atahualpa aceptó ser bautizado, con lo que se le cambió la pena de la hoguera por la del garrote. El Inca no quería ser quemado, porque según las creencias andinas su alma desaparecería. Atahualpa, auxiliado por el indio Felipillo, quien actuaba como intérprete, le predicó “las palabras de la fe” para su bautizo, para ser luego ejecutado. Se dice que el Inca recibió el nombre de Juan o Francisco.

El Inca fue sepultado en la iglesia de Cajamarca. Cuando los españoles salieron de esa ciudad, bajaron los Indios y extrajeron el cuerpo de Atahualpa. Hasta hoy no se conoce el paradero del cuerpo del Inca.

Bibliografías:
es.wikipedia.org/wiki/Rumiñahui
Enciclopedia del Ecuador
Libro de Enciclopedia del Ecuador del Grupo Editorial Océano

1 comentario:

luis dijo...

hola caro tu articulo me parecio interesante dime si quieres que te cambie los colores de la plantilla .....no me convencen del todo y si tienes ideas para aportar a lo estetica del blog del curso me dices y le mcambiamos o agregamos